¿empezaste
a ser palabras
de tu río?
Arnaldo Calveyra, Palabras a
un río
En la ciudad de Paraná, un grupo de lectura formado por estudiantes
universitarios, Kevin Jones, Jeremías Bourbotte, Luz Omar y Hernán Hirschfeld
se dedica a hacer lecturas sobre escritores de Entre Ríos. Este grupo de
estudiantes comenzó sus lecturas a partir de la problemática del paisaje
literario que presentan todos los autores de lo que podríamos denominar
endeblemente como “literatura entrerriana”. Poner nuestro cuerpo y nuestra
identidad en la mira de estas lecturas para entender al paisaje como un Otro, nos
lleva a tres problema. El primero tiene que ver con la presencia de este
“paisaje”, el segundo, con la dificultad de acceder a las obras literarias, y
el tercero con la falta de espacios simbólicos donde se pueda ejercer esta
práctica.
Este texto es
sólo un resumen que cuenta las actividades del grupo de lectura acerca de los
problemas del paisaje literario y la circulación de literatura de autores de
esta provincia. No queremos realizar una
lectura banal sobre lo relacionado a la literatura y al territorio, conocemos
los riesgos de darle a la literatura adjetivos como literatura infantil, literatura entrerriana, etc. Tampoco
pretendemos dar respuestas concretas o
guías de lectura totalizadoras, más bien, preferimos que el lector salga con
muchas preguntas –invitación discreta
a que comience a leer a estos autores-, y por otro lado incentivar este tipo de
literatura y tratar de que estos espacios de lectura estén al alcance de todos.
A principios de marzo, en el centro cultural Juan
L. Ortiz, comenzaron las primeras
reuniones para realizar un intento de cartografía literaria sobre los temas que
interesan al grupo. Entre estos objetivos, se encontraba, en primer lugar,
diagramar o trazar conexiones sígnicas que los autores fundadores (con todo el
riesgo de la palabra) habían creado, y estudiar de forma diacrónica las
relaciones que encontramos entre todos los autores que les siguen. Lo cierto es
que hallamos un corpus literario vastísimo, y esta tarea resultó más grande de
lo que esperábamos hasta ese día como grupo de lectura. Durante todo el
recorrido como grupo de lectura nos encontramos con una inmensa sorpresa al ver
las formas de enunciar el paisaje, de desdoblarlo, de violentarlo, de hacerlo
presente. Y creemos que el problema central acerca de nuestras lecturas de
estos autores se centra en ¿cómo se
nombra a ese paisaje y cómo se transforma ese terreno en territorio? Después
de todo este tiempo de lectura, algo es cierto, y es que este esfuerzo por
fundar una lírica entrerriana incursionó en tratar de crear un espacio
literario, y este terreno verbal, esta tierra desconocida se convierte en
territorio, pero no deja de ser imaginario. La representación quijotesca del poeta como
pájaro y la potencia transformadora del río son sólo algunas de las marcas
encontradas que nos permiten hablar de un género de lo “entrerriano”.
Ahora, este intento de cartografía trajo otro problema,
quizás aún más relevante, y es la problemática de corpus que todos estos
autores cargan sobre sí. Desde Daniel Elías hasta Juan L. Ortiz (los dos
recordados hace poco por un trabajo intensivo y justiciero por parte de Ediciones
UNL en colaboración con UNER) pasando por Arnaldo Calveyra y y los poetas
actuales. Otros autores, como Guillermo Saraví
o Andrés Chabrillón, tuvieron su
etapa de crecimiento importante y ahora muchos de sus ejemplares se encuentran
escondidos en librerías de usados o en bibliotecas públicas. Si bien en su
momento tuvieron grandes ediciones o proyectos editoriales, actualmente no se
dispone incluso de textos que cuenten la historia sobre la literatura de esta
provincia, es un problema grave, porque lo que vamos a terminar viendo son los
fragmentos de las olas que llegan a la orilla del rio, sólo podemos rescatar
retazos de las olas que ese gran corpus emana. Muchas veces ocurrieron
situaciones paradójicas, la mayoría de los ejemplares que encontramos para
nuestro trabajo se hallaban en todos lados, menos en nuestra provincia (otro
punto para desconfiar de los adjetivos que se le da a la literatura). Y esto
nos lleva a otro punto, como no hay espacios físicos de lectura de esta
literatura, tampoco hay espacios simbólicos donde se ejerza la política de
hacer una interpretación de estos textos.
No nos gusta hablar de estudios literarios,
porque estudiar -en el sentido académico- implica cierta rigurosidad que no
creemos pertinente por el momento. Somos más bien geógrafos de lo imaginario,
nos vemos sumergidos por la flora, la
fauna y el alma de autores que en su momento supieron explicar con tanta
delicadeza lo revolucionario de ser tan sólo un observador. El deber de
responder con nuestras vidas por lo que vivimos y comprendemos –parafraseando a
Mijail Bajtín- nos acerca e incentiva a tratar de seguir con el legado que ha
dejado a través del tiempo toda una sociedad de escritores, bibliotecarios y
archivistas.
Actualmente,
el grupo de lectura se reúne semanalmente en lugares diversos para continuar de
diagramar (esta vez como objetivo secundario) una cartografía literaria, formó
parte de la organización de un panel sobre literatura y territorio adjuntada a
las actividades de la muestra de arte Imagen joven. También cuenta con un
espacio virtual en donde se suben obras digitalizadas, entrevistas y estudios
sobre los autores con los que trabajan.
Hola: por intermedio de "Autores de Concordia", blog que visito, me enteré del blog
ResponderEliminar"Lectores entrerrianos" que uds. están haciendo. Como me interesa la propuesta del
paisaje, si me lo permiten, quisiera hacerles llegar unos poemas, inéditos aún, sobre
la temática del río y las islas del pre-delta paranaense. Mi nombre, Oscar Bondaz
nacido en Villa Elisa y residente en Rosario. Abrazos.
PESCADOR
ResponderEliminaratardece con un sosiego rumoroso de insectos
hay una quietud somnolienta cayendo sobre el riacho
el benteveo lo mira echar las redes
ve sacudir el agua en íntima música
anzuelos secretos refriegan el aire
todo rigor que afrontará el sábalo
el sol ya no quema la espalda
pero brillará la luna entre las escamas
pegadas a unas zapatillas descocidas
el amanecer que lo trae de regreso
lo acompaña el vuelo
de una garza esplendorosa