I
Tenga tu
intrepidez el alto vuelo
del águila
caudal, que aunque pequeña
abanica las
nubes, y se adueña
de la
rebelde inmensidad del cielo.
Sé atrevido
y tenaz como el riachuelo
a quien no
ataja la egoísta peña,
y rodando y
rodando sueña y sueña
malgrado los
obstáculos del suelo.
Ten la audaz
convicción de que más vales
cuanto más
mordedor es el murmullo
de la sorda
opinión que te rodea;
y afianzado
en el asta de tu orgullo
sé la
bandera de los vendavales
que cuanto
más la soplan más flamea.
II
No mires
hacia atrás. Ten la certera
seguridad
del rumbo de tu destino,
y como otro
Quijote peregrino
abre a los
vientos tu marcial quimera.
Si tienes
una convicción sincera
debes
gritarla en insolente trino,
y sea tu
verdad una bandera
desplegada a
lo largo del camino.
Que triunfes
o no triunfes poco importa;
que la senda
sea larga o corta
no debe
molestarte; ni tampoco
que las
gentes se rían a tu paso,
pues llegues
o no llegues, es el caso
que todos te
dirán que fuiste un loco.
III
Con tu verso mejor canta las cosas
más altas y
más nobles de la Vida,
y en la
apertura cruel de cada herida
pon tu
manojo olímpico de rosas.
En tus
diarias vigilias afanosas
haya
sinceridad, y en tu escondida
capillita
interior, fomenta y cuida
el culto de
tus rimas generosas.
No te
importe de nada ni de nadie;
tu
suficiencia personal irradie
con el
fulgor humilde del cocuyo,
y si mides
lo tuyo con lo ajeno
verás que si
lo tuyo no es tan bueno
tiene el
mérito propio de ser tuyo.
Ilustración: De la Mancha, por Abimael Ortiz Alvarez
en Obra poética. Prologada
y comentada por Miguel Angel Federik, Coordinada por Guillermo Mondejar. 1era.
Edición. Colección El país del sauce.
UNL/UNER – Santa Fe:2013
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